Odio
Atravesar la calle Montera con sus hombres anuncio de Compro Oro, odio el olor comida barata del All Can you Eat, y que el aroma dulzón y grasiento de las palomitas del cine se mezclen con las miradas furtivas de las prostitutas, que mascan chicle con lujuria impostada y vergüenza asumida desde el día en que vinieron de África, y ahora son ellas ahora las que se venden y se empeñan por horas, como el oro que se compra y se vende a través de los grandes carteles amarillos, el oro que fue robado trescientos metros más abajo, al lado del oso y del madroño, a una señora que ese día había quedado para comer con su amiga, a la que hacía mucho tiempo que no veía y para lo cual se puso sus mejores galas. Oro incluido.
Amo
Pasear sin rumbo fijo pegado a los auriculares, evitando siempre Gran Vía, ir a los Renoir y salir de día, y escuchar los comentarios de dos señoras, les ha encantado la película aunque no han entendido demasiado, que dicen convencidas y altivas que ha sido un final deux ex machina . Ver que ha llegado la primavera, que las chicas llevan tirantes y pantalón corto, ver mi cara reflejada en un escaparate y sonreírme, darme cuenta de que hace un poco de aire, comprar un paquete de kleenex a la salida de los Renoir y mi cara se refleja en un escaparate lleno de carteles donde dice: Bali, desde 2.300 euros. Vietnam: desde 1.800 euros. Todo incluido.
Intento
Intentar avanzar por la calle Bravo Murillo, antes de llegar al mercado Maravillas, pero hay demasiada gente y es imposible dar más de dos pasos largos seguidos sin dar un frenazo. El bochorno, el trasiego de gente que parece capturada con un obturador abierto durante media hora y los dichosos carteles de compro oro y anuncios en papel barato de brujos africanos que prometen el futuro que alguien robó antes a sus compatriotas en la calle Montera. Abrirse paso entre las fotos fijas y de los jóvenes que interrumpen el paso porque van mirando su teléfono en vez de mirar al frente, o al menos al cielo. Hay mirar más al cielo y menos al suelo. Tiendas de electrónica y de ropa barata y fruta podrida en el suelo arrastrada por el tacón de la dominicana que me sucede. Una gitana vende a voces fresas en la calle y también trata de venderme romero ante amenaza de fukú.
Amo
El olor a fruta a verdura y a pescado del Mercado Maravillas, el bullicio de las señoras comprando y los tenderos vendiendo, gritando, darle sentido a la vida de forma efímera a través de los tomates , las guayabas, los mangos, del olor de los manojos de perejil y el cilantro, y las berenjenas sin ningún plástico que las asfixie y el olor a pescado del cantábrico, de Portugal o de África, mezcla de sal y escamas, de arena y de pateras. Las anchoas frescas, los pepinillos, aceitunas machadas y el olor a vinagre. Las flores y el olor a tomillo, a albahaca, a incienso, y a romero que me vendió la gitana bajo amenaza de fukú.
Odio
Los acuarios y los terrarios. Los niños karatekas. El cinturón naranja.
Amo
Los perros sueltos
Epílogo
Odio
Al hombre impertinente que me mira de arriba abajo, escrutándome y pidiéndome precio sin pedírmelo mientras esquiva los carteles de Compro Oro. Odio los días en el que no saco dinero ni para comer en un buffet libre de esos del All Can You Eat. Odio ver a los adolescentes entrando en el cine desprendiendo el sabroso olor a palomitas recién hechas. Tener que subir a hostales mugrientos y acordarme de lo que fui y a lo que vine a hacer aquí y no conocer ninguna de las películas que estrenan en ese cine, trescientos metros más abajo. Odio al hombre indolente, escuchando música en sus auriculares, que duda si comprarme un trozo de romero y que antes escrutó el interior de un escaparate destino Bali. Odio al hombre que se negó a comprarme las fresas.
Yo también odio los terrarios, las iguanas y las tortugas.
A veces suceden cosas.
Que me gusta. Mucho. Todo, así, en general… Sigue.
Me ha emocionado, no sentimentalmente, pero si viviendolo.
MUchas gracias Inés!!.. Esa era mi intención, al menos transmitior algo :). Un beso
¡¡¡Me ha encantao!!!
Oye muchas gracias! 🙂 un beso!
Uno me estaba gustando más que el otro, por tanto despreciando lo anterior. Hasta la cuadratura, el sentido
Bueeeeno, no está mal pero…si hubiera sido un poco más corto…
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