Pies de leñador

–          Tienes pies de leñador

Le dijo ella mientras acariciaba su pie derecho, tumbados en el sofá, bajo la ventana. Su caricia se acercaba más a las cosquillas que al masaje

–          Gracias- sonrió.

–          ¿Gracias por qué?

–          No lo sé, para mí es un halago

–          ¿Te gustan los leñadores?

–          No lo sé, no he conocido a ninguno. Y menos he visto sus pies.

–          Deberías echarte crema. Se te van a agrietar

–          Déjalo, me gustan así.

Hacía frío. Fuera, empezaba a nevar.

2 comentarios sobre “Pies de leñador

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