Estaba allí, en la esquina, un bar, luz cenital, labios salvajes, ojos retadores, caderas imposibles. Me acerqué, dos o tres frases, unas cuantas risas, algunas guitarras, miradas celosas y destellos cómplices. La miré, labios expectantes, sus ojos entornados, y ya, sus caderas, cercanas, y mis manos hambrientas. La besé, me besó, aquí su lengua, aquí la mía, toda su saliva, toda la mía. Dentro, me escupió, la escupí, todas nuestras bocas, todos nuestros seres, y entonces lo supe, era amor, nuestro amor, el amor, de esa noche.
El amor
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Me gusta ver que te has animado… 😉
todo es ponerse 🙂
¿Hablas en sentido literal…? 😉