– Porque claramente el existencialismo está sobrevalorado. Sartre, Unamuno, Camus, Nietzsche. El sentido de la vida y todas esas pamplinas. ¿Para qué gastar tantas energías en pensar en algo que va a suceder inexorablemente?
Bebió un sorbo de café (solo, sin azúcar, italiano y caliente) y aspiró del porro de marihuana. Expiró. Continuó.
– Y es en estas situaciones cuando decido que me gustaría ser cristiano católico apostólico y romano, qué digo yo, ser un beato, y creer en ese Dios todopoderoso que nos enseñaron de pequeños, impuesto y sin sutilezas, como cuando a una oca se la engorda a la fuerza por el buche hasta morir sin poder elegir otro destino.
Le dio otra calada al porro, profunda, prolongada, jovial.
– Creencias impuestas por gente con mentes más opacas que las sotanas que arrastran. Otra opción en esas situaciones, cuando me da por pensar en el existencialismo y en el qué vino antes, si el huevo o la gallina, o en el Big Bang o en lo que había antes del Big Bang , y si existió uno antes del anterior y si habrá uno al final del todo… y qué es eso de que el universo es infinito… Prefiero, prefiero no pensar en esas cosas… Pues como te decía…Otra opción en esas situaciones…
Tosió. Perdió el hilo. Balbuceó. Se puso nervioso. Cualquiera no se pone nervioso pensando en la infinitud del universo. Teoría de cuerdas. Expiró y el humo dibujó en el espacio una especie de Bosón de Higgs que se dividió en las partículas elementales de Houellebecq.
– ¿Has probado alguna vez a poner una cámara de vídeo enfocando a una pantalla de televisión que muestre la señal de lo que está grabando? Pues bien, en la pantalla se ve la propia pantalla, donde a su vez se ve la propia pantalla, que alberga a la propia pantalla infinitas veces. Es como un túnel. Puedes tirarte ahí la vida entera que la cámara seguirá mostrando agujeros dentro de agujeros. Pero tengo un problema, el problema que te he dicho antes. ¿ Sabes? Una vez le preguntaron a Carlos Gardel- es lo que está sonando ahora, no?- , le preguntaron que qué opinaba sobre el divorcio y su respuesta fue la siguiente: “Dada mi carrera, no creo en el casamiento”.
¿Me sigues?
Me pasó el porro. No, no le seguía; definitivamente había perdido el hilo. Fumé. Elixir. Vida.
Sonaba Gardel: El día que me quieras/ Endulzará sus cuerdas/ El pájaro cantor/ Florecerá la vida/ No existirá el dolor/ La noche que me quieras
Me pasó lo que quedaba del porro y le di la última calada.
Me cago en el existencialismo.
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