Existen muchas maneras de sacrificar a un animal. Puedes matarlos directamente, con o sin anestesia, puedes aturdirlos previamente, mediante descargas eléctricas, la puntilla, la bufanda nucal, la conmoción mecánica, o a través de mezclas de gases. Unos métodos se han mostrado más efectivos que otros, dependiendo del tamaño del animal, pero hemos de tener en cuenta que cuanto menos sufra el animal y menos estrés sufra, más tierna estará la carne que obtendremos de él. Podemos saber el estrés de un animal por los marcadores que tiene en la saliva. Luego está también el tema de la castración. En los cerdos, por ejemplo. Conviene castrarlos antes – y esto sí es muy habitual hacerlo directamente, sin anestesia de por medio y cuchillo en mano- . Y conviene castrar a los cerdos porque si no la carne que nos comemos huele a sexo. Sólo en los machos. Hay un término llamado llama olor sexual de la carne de cerdo. Hay a gente a la que le gusta el olor sexual de la carne de cerdo y gente a la que no. Está testado, hay encuestas. Quizá entre las mujeres también haya a quien le guste el olor a sexo de los hombres. A veces las personas olemos a sexo, supongo, pero sólo se dan cuenta los demás. Lo del olor sexual de los cerdos sólo se elimina con la castración. Y las cerdas; animales agresivos que son capaces de comerse la placenta unas a otras durante el periodo de gestación. Granjas con diez mil cerdas hambrientas comiéndose las placentas unas a otras, y arrancando las orejas de los fetos recién paridos.
Está también lo de la dureza de la carne. Inmediatamente después de sacrificar al animal se produce el rigor mortis, el músculo se contrae y la carne está dura como una piedra. Después se produce la fase de tenderización, se ablanda la carne y después vuelve a endurecerse. Es un proceso complejo, que depende de muchos factores, y todos ellos repercutirán en la calidad de la carne: cuanto más feliz sea el animal, mejor estará su carne. La muerte es algo realmente jodido. Estaría bien que a los seres humanos nos aturdieran como a las gallinas o a los pollos, o a los conejos. Nos iríamos quedando inconscientes, una muerte dulce, un viaje con alpralozam a granel , un pico eterno y sin sufrimiento, sin perder tu vida antes de que el sufrimiento te impida la muerte digna, que la vida no está hecha para arrastrarse, y si se arrastras, arrástrate hasta donde quieras y por donde quieras. Quizá deberíamos ser como los conejos y las gallinas. Que nos metan en una jaula y nos bajen, lentamente, hacia donde están los gases, te aturdes, te vas durmiendo poco a poco, mueres sonriendo, para que puedas oler la muerte con calma, y olvidarte de los cuchicheos pre-mortem, los malos augurios, el eco de tus pies arrastrándote, y los lamentos prematuros de las plañideras.
Vete un día de visita por el hospital, te aseguro que te sorprenderás de cuantas personas mueren cada día bajo los efectos de la morfina y de los sedantes. Todos ellos se olvidan del sufrimiento en sus últimas horas. Colocados, tranquilos y habitualmente acompañados por personas que les dicen cosas y que ellos parecen escuchar como si fuera una viaje letanía. Lo curioso de todo es que en el último momento, justo cuando van a espirar, y a pesar de que estén hasta el culo de morfina, suele pasar que abren los ojos súbitamente, se agarran a la persona que tienen cerca para cerrar los ojos en contacto con alguien y morirse. A pesar de que estén atontados muchos parecen tener miedo justo en ese momento. Y es que, como dice, debe ser jodido eso de morirse.
Sí, Erico.. aquí simplemente quería expresar mi rabia por la gente que ya no puede vivir más, que sufre, y que nadie puede hacer nada por evitarlo.. se me ocurrió la analogía con los aturdimientos y los sacrificios de los animales, aunque me temo que quedó un poco forzado 😉 Un saludo y gracias por pasarte por aquí
Es el dolor, lo que te hace aceptar la muerte y verla como un descanso. Yo, prefiero algo inesperado, una fiesta sorpresa para pasar al otro barrio, la idea de irme con un pico no me gusta. Al final son formas de morir creadas por el ser humano para recoger y mecer la vida.
Nosotros cuando nos queman también olemos a cerdo, es la carne más parecida a ser humano.
Lo del olor sexual de los hombres: no, si el hombre en cuestión es un cerdo. 😉
Lo del pico era más una metáfora que otra cosa :).. pero sin duda, yo tambien prefiero algo inesperado.. más traumático pero menos doloroso, sin duda.. Lo del olor de los cerdos.. para los cerdos, sí! :).. un saludo, gracias x psarte
Caí en la metáfora. Una vez me atrajo la idea (la de probar un pico), cuando un hombre me describió como se sentía cuando lo hacía. Me dijo que nunca antes había probado algo igual y que estaba seguro que no había en la tierra placer semejante. Me aseguró que se moriría con un chute, que la vida era mejor sin droga, para alargarla, pero que para terminar: un último tiro de éxtasis. Cuando me lo dijo llevaba «limpio» unos doce años.
Me ha gustado. Es un placer pasarme.