– Entonces de trata de eso.
– ¿Se trata de qué?
– De eso. De que algo se termina, luego algo empieza, y entre medias está el tiempo, y pasan cosas todo el rato, y ya sabes.
– Yo no sé nada
– Sí que lo sabes. Empezamos algo, se termina, lo volvemos a empezar y así es siempre. Ya sabes. Hasta que te mueres y ahí te quedas solo, pero solo de verdad, no como cuando estás solo en vida. Durante el día y durante la noche. Qué solos se deben sentir los muertos, que decía Bécquer.
Imagínate las tumbas y los nichos a las tres de la madrugada y con tan poco espacio. Ahí solos. Ya sabes.
– Joder. Te estás yendo por las ramas. Te has ido a los muertos, y no estábamos hablando de muertos.
– ¿Ah, no? ¿Y de qué hablábamos entonces?
– No lo sé. Has empezado tú diciendo que se trataba de eso.
– Ah sí, es verdad. Se trata de que siempre es igual. De que algo comienza, algo se termina, que durante ese tiempo bebes, follas, duermes y si puedes trabajas y después vuelves a lo mismo. A veces lees, o ves el fútbol, o te terminas el vodka que queda en la botella, o coges un tren, o un bus, o lo pierdes, o echas de menos a la gente. Supongo que no hay nada más que eso.
– ¿Y para qué quieres más? ¿Eso es la vida, no?
– ¿Y por qué no habría de querer más?
– No lo sé. Ya sabes
– Y yo qué sé. Yo no sé nada.