Fuiste como la Copa Korac,
batalladora, feroz, agresiva,
esquiva, casi yugoslava,
Me empeñé, me cegué y te perseguí por pabellones atestados y bares de segunda, barras de tercera y banquillos de cuarta,
bregué contra sucios rivales y árbitros impronunciables,
Te conseguí, y casi, casi, te amé,
jugamos, nos la jugamos, reímos,
incluso lanzamos alguna bengala,
pero nunca dejaste de ser mi segundo premio,
nunca dejaste de ser mi Copa Korac.