Dejemos esta conversación, por favor, de una vez, no merece la pena.
Dejémosla, por favor, tengo la cabeza a punto de estallar.
No me grites así.
No me grites tú.
Jamás me pierdas el respeto
Abandonemos la historia de una vez.
No merece la pena.
Dejémoslo, tú y yo.
Por favor.
De una vez.
Dejémoslo.
Quédate mis libros, quédate mis recuerdos.
Pero devuélveme los poemas que un día te alquilé y las llamadas a cobro revertido que una vez tuve que empeñar.
Ahora abre esa puerta y déjame marchar.
No merece la pena.
No mereces sentirla
No merezco guardarla.
No merece.
La pena.