Ojalá esta mañana de martes pudiera irme a una isla desierta o a la cama
a beber cerveza y tocarte la cara como si fueras braille,
a descifrar tus labios y tus ojos,
del color del Jägermeister
que me miran y me tumban,
mientras me aferro a tu espalda, a mis sueños y,
finalmente,
al suelo .