Te sigo viendo,
aún sin quererlo
en la retama, en la lavanda
en las huellas de los últimos paseos del otoño
En los mosaicos del Arqueólogico,
En Japón, en La India y en las estrellas del cielo de tu boca
en tantos lugares,
que la escala de los mapas del mundo se queda pequeña.
En mi vida al descubierto como un cine de verano,
en los pliegues del primer amor,
en tu sonrisa a medias,
en tus ojos entornados, tímidos, luminosos.
Te sigo viendo,
en las equis de los crucigramas,
en el 9 de los sudokus
en el largo de tus silencios,
en los marzos del calendario
el propofol de los domingos.
Te sigo viendo,
cada vez con más calma y sin fiereza,
desde el lugar donde se gestan los abrazos cálidos
tratando de imaginarme,
que jamás existimos.
