Perseida
Hoy, súbitamente, me di cuenta de que empecé a olvidarme de tu voz.
Es a la vez triunfo y desastre,
escozor y alivio en un mundo de vendas blancas y humor acuoso.
Suena tu voz ya deslavazada susurrando te quiero,
detrás de aquellas montañas cubiertas de niebla hoy.
Como tan lejos, como tan dulce,
como aquella perseida que pasó cuando estabas mirando al suelo.
Precioso 😀
Gracias 😉