Voy a confesártelo, sin más rodeos ni medias tintas:
eres el alud de mi vida,
es verte aparecer por la Plaza Chica y se me cae la cosa encima.
Recuerda, cuando la tierra y la nieve no me dejen asomar más que la cabeza, recuerda, te digo, poner encima del montón este cartelito:
«De la luz al alud, sin solución de continuidad ni perro que me ladre. Gracias a Dios no volveré a verte nunca más.
1981-2021.
Con afecto,
Mauricio que te quiso»