Estremecen las señoras de pelo blanco, casi sin pelo, casi a punto de morirse, que miran entusiasmadas las prendas del outlet del Corte Inglés de Arapiles como si no se fueran a morir nunca, y las miran como si fueran a estrenar esos vestidos y esas faldas todos los años de su vida y en todos los días de la primera comunión de todos sus sus nietos, y con la mirada más viva que la de su noche de bodas.