Como si desde ahí arriba la luna de Meliès nos mirara a todos a través de su telescopio y se riera y viera el sinsentido en lo que todo se ha convertido, y miraría las guerras y observaría los odios y enfocaría su rudimentario catalejo sin dar crédito al futuro que se nos vino encima mientras mueca de soslayo con la ironía que solo es capaz de aportar el paso del tiempo y el blanco y negro y el cine mudo.