Me agarro al móvil como si fuera un rosario esperando una señal un mensaje, un algo que me aferre a la esperanza de que solo fue un mal sueño, un frame con la imagen de que vuelves a mi lado, la mañana en la que me pasaste tu brazo por mi espalda, y hasta ese momento seguiré rezando rogando suplicando tus labios en los míos y cuento los pasos con las lágrimas de la Virgen de Guadalupe que tengo que dar para perderte de vista por siempre jamás de los jamases mientras suenan a lo lejos las trompetas del viernes santo.