Se movía repartiendo felicidad, mostrando al mundo sus diminutas orejas, al ritmo de los cláxones y la calle, bamboleando su difícil cuerpo y enseñando los dientes de la manera más tierna que uno pueda llegar a pensar. Y el movimiento de su rabo: que más que rabo parecía una morcilla con más vida que mil … Sigue leyendo Almudena