Me preguntaste de qué color era la tristeza.
Te respondí sin dudar que es marrón oscuro con ribetes negros y que además huele a habitación sin ventilar y a hospital de madrugada.
Después me preguntaste que cómo sonaba la nostalgia- Te dije que sonaba a tren destartalado alejándose y a murmullo y lloros contenidos en almohada de Ikea.
Más tarde, quisiste saber a qué olía la esperanza: te dije que a la tierra de la tienda de los chinos de mis plantas recién regadas a finales de junio y a la espuma de la cerveza del bar de abajo servida en vaso de doble
Finalmente, quisiste recordar cómo olían nuestros cuerpos en verano: te abracé y no hizo falta nada más.