Como si fuera fácil,
resetear en tu ombligo
las malditas congojas
que anidaban mi esencia.
Como si fuera posible
percibir los susurros
que resuenan mi estancia
de los días aún felices.
Como si aleatorio fuese
recordar tus mejillas
de miel y motas sembradas,
turbios anhelos.
Como si azaroso fuera
arrojarme en empeños
decidir el destino,
amanece en Oporto.
Y si aquello lo fuera,
y si fuera tan fácil.